miércoles, 5 de noviembre de 2008

No todo es tan malo

Fotografía: por E. Erwitt. U.S.A. "Fuentes de agua segregadas, con un hombre negro bebiendo agua". 1950




Hay que pensar , o al menos intentar pensar un poco las cosas antes de decirlas y más asegurarlas, por eso hoy no tengo mucho qué decir, espero que sí tenga en un futuro y que además sea positivo. Creo que no sólo es una buena noticia para Estados Unidos que Obama haya ganado, sino para Venezuela, Cuba y el mundo entero.

Quizás no se acabe el rancio orden económico mundial que sufrimos, la desigualdad, la injusticia, nuestro egoísmo, el “racismo”, ni los asesinos en serie; tampoco sabemos si veremos nacer algo parecido a una verdadera democracia, si mejorará el respeto por el otro y se ablandará la visión económica de inversiones, producciones, si se replanteará el sistema educativo, de salud, etc.

Además, sabemos que es muy ingenuo pensar en distinguir la línea invisible que pretende separar la verdad de la mentira, pero sí nos percatamos sobre los feroces engaños masivos o genocidios, y aunque no creo que acaben, al menos podrían disminuir un poco.

No será nada fácil la tarea que a Obama le toca, empezando por intentar superar la grave crisis económica que enfrenta Estados Unidos (no sé cómo diablos), apostar por otro tema ideológico que no sea tan belicista, equilibrar el Senado entre blancos y negros (y demás colores), desbloquear a Cuba, eliminar al torturador campo de concentración de Guantánamo, entre otras tantas cosas.

Por otro lado, quizás se le bajen un poco los humos de furia a Uribe y en vez de luchar tanto por el tema del Tratado de Libre Comercio, se siga ocupando un poco más por las matanzas, la droga y el hambre en su país.

Algún antropólogo especializado en criminalística (José Manuel Reverte Coma) asegura que un misionero (José Anchieta) alguna vez logró cambiar la mentalidad literalmente caníbal de alguna tribu en Brasil.


Siempre hay un poquito de expectativa en el mesianismo.


No sabemos cuánto van a variar las cosas, pero sí que es una óptica (esperemos) diferente y, aunque quizás no cambiarán mucho en lo sustancial, está la esperanza de que, en todo caso, algunas sí lo harán (esperemos) significativamente, sobre todo unas bastante concretas e inexorablemente ligadas a esa palabra tajantemente denominada: crueldad. 

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