domingo, 6 de julio de 2008
Teardrop. Portishead
A veces hay canciones que nos persiguen durante días y se convierten en el soundtrack de ciertas imágenes y secuencias construidas extrañamente a nosotros, como si otros fueran los que así lo deciden. Todo un complot musical.
Y la canción ya nunca vuelve a ser la misma que escuchabas antes.
Y a veces la vida es bonita -rara, muy rara, pero bonita- y no queremos escuchar lo contrario -ni de mucho conflicto- porque nos aburre, nos agrede, nos vuelve a aburrir y nos parece más de lo mismo. Más de nosotros mismos. Entonces nos (me) apetece lo sencillo. Lo más simple y sencillo, o en todo caso, lo que parece serlo. Quizás soy ridícula porque de vez en cuando me da por anhelar lo "bello", una vida con paz. Rechazar un poco realidades opuestas. No por miedo a la muerte. Quizás para sobrevivir, para vivir.
He estado más migratoria que de costumbre, pero espero estar por acá pronto.
(Me hace falta ojearte, ojear tu blog.)
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